El
valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado.
El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo
para cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de
amigos, un compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por entregar.
El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra
personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en
plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro
trabajo, ser merecedores de confianza.
La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce
con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en
nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de
todo esto?
Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta
en nosotros una actividad, por ejemplo, es más atractivo para un joven charlar
con los amigos que llegar a tiempo a las clases; para otros es preferible hacer
una larga sobremesa y retrasar la llegada a la oficina. El resultado de vivir
de acuerdo a nuestros gustos, es la pérdida de formalidad en nuestro actuar y
poco a poco se reafirma el vicio de llegar tarde.
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